09 May, 2024
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Las 10 de la semana con Valentina Leoncini, realizadora audiovisual independiente

Valentina Leoncini se define a sí misma como realizadora audiovisual independiente, está ahora mismo trabajando en una película y cree que sus fotografías analógicas son capturas de su intimidad. Salvaje charló con ella para conocer su visión del mundo audiovisual uruguayo. Sus palabras se sintieron un poco mágicas:

 

Los colores de Valentina

 

¿En qué consiste ser realizadora audiovisual para vos?

Pienso que realizar es la idea en todas sus etapas: desde la aparición de la primera imagen y concepto, hasta el audiovisual editado y terminado, si es que se puede decir que termina en algún momento.

En definitiva, el realizar tiene que ver con el proceso en sí mismo de pensar una idea, armarle un equipo, y materializarla entendiéndola como algo que está vivo y que no solo está determinada por mí misma -que la pienso y la dirijo-, sino por todos los integrantes del equipo.

Cuando la relación es con un cliente, entonces hay un trabajo importante previo de escucha, de saber hacer las preguntas correctas para poder interpretar audiovisualmente lo que la marca quiere transmitir.

¿En qué estás trabajando actualmente?

Actualmente estoy terminando la pre-producción de un largometraje que comenzamos a rodar el jueves 5 de julio. Es una película uruguaya escrita, dirigida y protagonizada por Eva Dans. El rol que hago en esta peli es el de primer asistente de dirección, que consiste principalmente en realizar la dirección del rodaje, es decir, en dividir la peli en la cantidad de días de rodaje pautados y en escuchar y organizar el movimiento de los elementos que acontecen y no son puntualmente controlables de antemano; como el clima, el casting, el acting, el tiempo en sí mismo.

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¿Cuáles fueron los proyectos más desafiantes en los que trabajaste?

Si bien vengo de hacer proyectos donde ejerzo dirección y montaje, y hasta a veces producción, son proyectos más chicos de un día de rodaje y, por lo general, en campañas de moda o audiovisuales más particulares, en el sentido creativo.

Esta película es sin duda el proyecto más desafiante hasta ahora. Es un rol y una cantidad de días de rodaje que experimento por primera vez y eso se siente gigante.

Un proyecto desafiante fue también el fashion film que hice con Srta.Peel y Vicky Ripa el año pasado, “Haiku”. Buscamos contemplar la naturaleza y el cuerpo femenino como parte de ella, mientras la voz de Vicky Ripa forma las secuencias, dándoles relieve. Es un lindo viaje de contemplación de lo femenino y no tan atado a los cuerpos que tradicionalmente se muestran en el lenguaje de moda.


¿Qué tomás en cuenta a la hora de aceptar un proyecto?

Primero que nada, trato de ubicar cuál es la parte en la que me identifico: descifrar los desafíos que me implica aceptar ese proyecto que me llega. El trabajo freelance tiene esa magia, parece aleatorio pero en realidad ningún encuentro es casualidad.

Después de aceptarlo, y esta es la parte más sensible, viene la fase de identificar las partes del proyecto y cuál de ellas es necesario que cumpla yo y cuáles existen para ser delegadas, eso depende de la naturaleza del proyecto. A veces uno piensa que, como sabe hacer diferentes cosas, puede cubrirlas todas, pero la realidad es que el audiovisual es de alguna manera una representación de la realidad, y crear una realidad es algo muy grande y con infinitas posibilidades. Eso es lo divertido de ir trabajando con distintas personas en los distintos proyectos, como si hubiese un grupo ya destinado para cada idea.

Confío en que todos los proyectos que me llegan son experiencias para evolucionar y eso me hace sentir agradecida. Por otro lado, hay factores determinantes a la hora de aceptar un proyecto como el presupuesto y el deadline.

La comunicación hoy en día es una energía en constante movimiento y renovación, cada vez se necesita más contenido y más rápido, eso es importante a la hora de aceptar y planificar un trabajo, pensar en qué condiciones y medios va a ser mostrado y para qué público específico.

¿Qué implica para una mujer querer desarrollarse en producción audiovisual en Uruguay?

Es cierto que el medio audiovisual está mayoritariamente ejercido por hombres, pero no creo que a esta altura en el 2018 eso sea un impedimento para las mujeres que quieran realizar audiovisuales.

Ahora que lo pienso, sucede que el audiovisual se da a entender como algo super técnico y por ende ejercido por hombres, pero en realidad además de su estructura técnica se trata de una dinámica dominada por la creatividad y el trato con el otro, y las mujeres tenemos orgánicamente una energía creadora y vincular.

Además, creo que la sensibilidad masculina es muy diferente a la sensibilidad femenina, son ritmos y maneras de entender con distinta frecuencia, y tienden siempre a complementarse, entonces no encuentro viable la competencia entre el hombre y la mujer en el audiovisual dado que ambas miradas son necesarias para ficcionar.

 

Fotografía de Valentina Leoncini

 

Siento que todavía en Uruguay las mujeres nos tenemos que animar más, confiar más en la intuición y en nuestras ideas. Pensamos que la creatividad está solo en la imagen o en la música y nos olvidamos que todos los consejos que damos, las charlas, los movimientos en la pista de baile, las páginas que escribimos, cocinar o hacer deporte, también son manifestaciones de la creatividad, poder elegir cómo vivir es vivir de una manera creativa.

Estar presentes en cada cosa que hacemos es la oportunidad para probar hacer las cosas diferentes, cada vez que las volvemos a hacer. Me encantaría que acá seamos más realizadoras, de hecho muchas referencias audiovisuales que manejo o personas que sigo de cerca su trabajo y que no son de Uruguay, son mujeres.

¿Qué le recomendás a alguien que quiera dedicarse al mundo audiovisual?

Le recomiendo que preste atención en confiar en él o ella misma, porque es un ejercicio muy de la práctica, se aprende haciendo.

¿A dónde te gustaría llegar en tu carrera profesional? ¿Qué te falta para alcanzarlo?

No sé puntualmente cuál es el punto al que quiero llegar, antes lo tenía más claro pero ahora se fue desdibujando con la experiencia. Tengo la certeza de que me muevo y que cada proyecto reinventa el camino, pero no tengo todos los detalles.

En este momento estoy más cerca de la ficción y eso me hace muy feliz, la ficción es un lugar en el que me quiero quedar. Cuando estaba estudiando comunicación el objetivo era dirigir una película, pero dirigir es enorme, tiene muchísimas partes, eso me fue llevando por distintos estudios como actuación y Bellas Artes.

Hoy la moda también me da un espacio para comunicarme desde la fusión de lo femenino y las historias. Crear historias sería el lugar en el que estoy y en el que me quiero quedar evolucionando.

Existen reconocidos directores que nunca estudiaron cine, tales como Kubrick, Spielberg y Tarantino, en este sentido, ¿te parece que hoy en día pesa más el talento o los estudios formales?

Ambas cosas son importantes. Lo formal es importante en el sentido de que el audiovisual tiene un lenguaje básico, común a todos, que es importante conocer y que tiene que ver con reacciones intuitivas frente a diferentes valores de plano y operaciones de montaje. Todos nos sentimos más cerca de algo si está filmado en un primer plano y todos entendemos cuando hay un flashback por una operación de montaje que lo representa siempre de similar manera.

Claro que una vez conocidas las reglas, pueden romperse a gusto de cada uno; conociéndolas de antemano podemos justificar la ruptura e ir percibiendo el propio lenguaje de cada proyecto puntual.
Y en esta parte es donde entra el talento o la creatividad, que es básicamente confiar plenamente en la intuición y dejarla ser antes de enjuiciarla como algo que está bien o como algo que está mal.

El talento, con el tiempo me fui dando cuenta, es un trabajo más de escucha, de observación y de confianza que algo con lo que “venimos al mundo”. Me gusta pensar que es un músculo, precisa de movimiento, de cuidado y de constancia, pero también puede contraerse y retener energía, entonces hay que respirar profundo y volver a ordenar las ideas. Realizar audiovisual es como una aventura en un lugar que no conoces, funcionan las dos juntas: saber dónde estás y dejarlo ser.


Tu Instagram está lleno de fotos en 35mm, ¿cuál creés que es el desafío y el valor de sacar fotos con cámaras analógicas?

El desafío es estar presente. La fotografía digital tiene otra modalidad que nos permite corregirnos y movernos más rápido en el proceso de retratar algo, o a nosotros mismos. Buscamos toma tras toma lo que esperamos de esa foto. No creo que se trate de mejor o peor, es distinta la práctica.

La fotografía analógica es una sola toma, un solo disparo, y no podés verlo. Entonces no podés enjuiciarte o ver instantáneamente si esa fotografía funciona o no funciona, es o no es lo que esperás de una foto tuya, por ejemplo. No hay espacio para la autocrítica automática, esa foto la vas a ver después, en otro momento y con otros ojos. Ni siquiera veo un estilo marcado en mis fotos analógicas, es muy difícil clasificarlas o hasta a veces entenderlas. Son capturas de mi intimidad, de mi manera íntima de ver, un impulso espontáneo que no pienso ni critico y que solo dejo que suceda.

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