27 Apr, 2024
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CRUZANDO EL OCÉANO EN UN VELERO DE 27 PIES CON AUGUSTO PESSIO

Cada tanto, nos enteramos de historias que realmente son dignas de ser contadas. Muchas veces y por suerte, estos relatos nos hacen ver las cosas de otra manera, nos hacen pensar que quién se propone algo en serio lo hace y que a veces, hay que tirarse al agua, o como en este caso, navegar.

Augusto Pessio es un uruguayo surfista, kiter, guardavidas y también navegante de aguas abiertas. Hace un par de semanas, nos llegó la noticia de qué se estaba comprando un velero en Gibraltar y pensaba ponerlo a punto para traérselo a Uruguay navegándolo mano a mano con su hermana Coty. Además, nos comentaron que tenía prisa por partir de Europa ya que Augusto forma parte de la Brigada de Guardavidas de Maldonado y debía llegar a Punta del Este antes del comienzo de la temporada. La ruta marcada por el uruguayo fue Gibraltar hasta las Islas Canarias, luego Cabo Verde, luego Brasil y por último Uruguay.

Hace algunos días, nos pusimos en contacto con Augusto cuando se encontraba ya en Cabo Verde y le pedimos que antes de salir hacía su próximo destino, nos cuente brevemente sobre esta aventura que estaba llevando a cabo.

Hablamos de tu amor por el mar…
Mi amor por el mar comenzó en mi niñez a pesar de estar lejos de él. Crecí en San Pedro, zona rural en el departamento de Colonia, a unos 20km de Colonia del Sacramento. Allí teníamos un tanque australiano para abastecer los animales, que mis hermanos y yo lo usábamos para bañarnos en el verano. Además, solíamos vacacionar en Piriápolis. Mis hermanos mayores tenían una tabla de surf de goma con un alma de acero (la cual descubrí su material por haberla partido) que yo usaba para correr las espumas de San Francisco hasta salir con la piel arrugada. En el momento que terminé el liceo decidí estudiar Licenciatura en Educación Física en Maldonado por su cercanía con el mar ya que el corto tiempo que había probado hacer surf me había gustado. Hasta ese momento yo jugaba al fútbol en Deportivo San Pedro, un hermoso club de mi zona al cual siempre recuerdo a su gente con mucho aprecio. Luego de moverme al este, mi relación con el mar fue un camino de ida. Comencé con el surf a medida que estudiaba, y enseguida me apasionó. Hice el curso de Guardavidas y mi pasión por el mar también se volvió mi profesión. Cuando terminé la carrera, viaje a el caribe y comencé con el Freedivng para mejorar mi apnea porque quería surfear olas más grandes, lo que hoy forma también una parte de mi estilo de vida y me hice instructor además de un récord nacional en profundidad. En el 2020 con la pandemia, quería estar en casa con Mechi, mi novia, quien me acompaña y me apoya en mis locuras. En ese tiempo incursione con los deportes de viento ya que las condiciones en nuestro país se prestan un montón. Comencé kitesurf y un curso de navegación oceánica donde me hizo conocer un mundo nuevo relacionado al mar.  Al año siguiente, compartiendo esa misma pasión, con Badincho y Nacho compramos un velero de madera laminada el cual aún seguimos navegando, un cuarto de tonelada de 1976 que nos curtió muchísimo. En el 2021 participe de una travesía por el Atlántico Norte, desde El Caribe a Canarias pasando por las Azores. Llegamos en pleno verano a Europa, y estando ahí, aproveche a conocer el mediterráneo. Ahí vi el movimiento náutico y me decidí para la siguiente temporada conseguir algún trabajo en un velero para seguir sumando experiencia.

¿Contamos de donde viene la idea de comprar un velero y por qué?
Hace un tiempo que venía extrañando volver a estar navegando por un tiempo largo, con la vista del horizonte completamente despejada, y ese color característico del azul profundo. La sensación de estar lejos de la costa siendo desplazado a través de la energía del viento es impresionante. También quería vivir la experiencia con mayor responsabilidad, hacer una travesía de esta dimensión representa un gran reto de muchos aspectos, ya que lleva mucha planificación y organización, hay que pensar en cada detalle para que no falte nada, son muchos días en los que no hay contacto con tierra y si falla algo hay que estar preparado. También el desgaste físico es grande, porque el descanso es muy reducido, hay que acostumbrar al cuerpo a dormir varias veces con duraciones cortas.

¿Y la compra del barco? ¿En qué estado lo compraron, qué se le tuvo que hacer y cómo fue la puesta a punto?
Hasta hace un mes atrás yo estaba haciendo la temporada en un velero en Italia, ya casi no manejaba la posibilidad de hacer este proyecto porque en diciembre comienzo la temporada como Guardavidas en Punta del Este y los tiempos para venir navegando están muy al límite. Aun así, seguía muy copado con la idea y hacía un tiempo venía siguiendo un velerito que estaba a la venta por Marketplace ubicado en la Línea de la Concepción (al lado de Gibraltar), España (ideal posición para comenzar el viaje). Estaba buscando un velero de no gran eslora pero que estuviera siendo navegado. Se trataba de un Halcyon 27, de fibra de vidrio, de 8 metros del 1969. A pesar de su pequeño tamaño son barcos construidos a la antigua, no tienen demasiado confort, pero son muy sólidos y robustos, lo que se necesita para una navegación de altura como lo es esta. Estuve en contacto con el dueño y después de unos días decidí volar hasta allá para conocer a Feral. El velero se encontraba en muy buenas condiciones generales y ese mismo día lo compré. Mi hermana Coty con quien ya había hablado previamente de mi proyecto estaba también finalizando su temporada en otro velero cerca de Barcelona y sin dudarlo se sumó a la aventura conmigo. Más tarde me enteraría que mi gran amigo Carlos Badin (Badincho) se sumaría en la etapa desde Gran Canaria.
Mateo, Jorge, Tato, Juan Andrés y Pedro se dispusieron a formar un equipo para hacer apoyo desde tierra con el parte meteorológico, haciéndonos la navegación más segura.
Había muchas cosas por hacer ya que el barco estaba preparado para una navegación más costera.  La preparación entera duro unos 10 días. Comenzando con la limpieza y familiarización del barco, conocer cada recoveco, revisión del motor, mástil y jarcia (líneas de acero que sostienen al mástil), velas, instalaciones eléctricas, equipos de seguridad, etc. En este proceso encontramos algunas cosas a mejorar, entre ellas una mala instalación en el sistema eléctrico, lo que llevó a hacer ciertos cambios fundamentales para el confort durante la navegación. En esta fase tuve muchísimo apoyo a distancia de Juan Andrés Birriel un gran amigo y excelente mecánico de Rocha, quien me ayudo a poner a punto el velero. También de William Sosa, astillero de Colonia quien nos ha hecho recomendaciones valiosísimas.
Luego de la inspección y servicie, comenzamos con el equipamiento para la travesía. Herramientas, repuestos, un panel solar extra, ya que la energía es fundamental para alimentar principalmente a los instrumentos y al piloto automático, también le instalamos un transpondedor AIS, el cual facilita a ver las embarcaciones que están a nuestro alrededor y que ellos nos vean a nosotros. Los últimos días nos concentramos el agua y los víveres.

Sobre la ruta de navegación, de principio a fin…
Etapa 1. La línea de la Concepción – Isla de Gran Canarias, España. 700 MN
Etapa 2. Gran Canaria – Ilha São Vicente, Cabo Verde. 850 MN
Etapa 3. Cruce oceánico. São Vicente- Salvador de bahía, Brasil. 2100 MN
Etapa 4. A definir
Puerto Final: Puerto deportivo de Colonia.

Hasta el momento, ¿Cuál fue la mejor experiencia arriba del velero? ¿Y la peor? ¿Tuvieron algún momento tenso, susto o algo que sea digno de ser contado?
Comenzamos la travesía mano a mano con mi hermana Coty el 22 de septiembre a las 14hs local, luego de cargar combustible en la Marina Alcaidesa en la Línea de la Concepción.
La salida desde Gibraltar fue más dura de lo que esperábamos. Tuvimos que redistribuir un poco de peso desde proa hacia popa para mejorar el balance en el barco.
Nuestra idea era salir rumbo 200 y la corriente del estrecho nos llevó increíblemente hacia dentro del mediterráneo. Una vez del lado africano intentamos hacer rumbo 270 pero la corriente en contra superaba nuestra velocidad (aún utilizando el motor). Como estrategia nos pegamos más cerca a la costa marroquí para tener menos corriente.
Fueron unas 10 hs de sacudida constante e intensa y nuestros cuerpos completamente mojados. La sensación de ese momento era como estar en un lavarropas. Debido a los grandes pantocazos descubrimos más tarde que ingresó agua por la escotilla de proa mojando así nuestra ropa de cama. Hicimos un arreglo de fortuna con una bolsa de basura la cual cumplió su función.
Durante la noche, el cruce sobre Tánger Med fue alucinante y no en el mejor de los sentidos. Decenas de barcos cargueros a nuestro alrededor y una maniobra de esquivo a escasos metros de un portacontenedores de más de 200 m. Las luces de la ciudad entreveradas en lo oscuro del cielo y el mar hacía que fuera difícil de identificarlos. En medio de esta situación, descubrimos una pequeña embarcación siguiéndonos y llegamos a pensar que íbamos a ser emboscados por piratas, al punto que manejamos la posibilidad de tener en mano una bengala como medida de auto defensa. Para nuestro alivio, minutos más tarde los perdimos de vista.
Al continuar nuestra navegación y el transcurso de la noche, la cantidad de barcos disminuyó, así como la intensidad del viento, corriente y olas. Nuestra actitud siempre positiva y cabe destacar la solidez y tenacidad estructural y mecánica de FERAL.
La navegación ante las condiciones nos hizo ganar más seguridad y confianza en nuestro guerrero FERAL para las próximas etapas.
El contacto con el océano fue incrementando, avistando delfines que se acercaron a saludarnos y peces voladores.
Una vez retirados aproximadamente 100 MN de la costa africana, pusimos rumbo directo a Gran Canarias. Allí tuvimos 5 días de buen viento del NE, lo que nos hizo la travesía muy agradable. La pesca durante el viaje fue buena y Coty preparó muy buenas comidas frescas. Hizo sushi, medallones y ceviche. También hizo una pasta casera negra, con la tinta de una sepia que saltó sobre nuestro velero mientras íbamos navegando.
La travesía a Gran Canarias duró una semana. Al día siguiente llegó Badincho y preparamos el barco para poder zarpar lo antes posible ya que la venta de viento nos recomendaba salir cuanto antes. Fue así y en la siguiente mañana del domingo 1 comenzamos la segunda etapa a Cabo Verde, esta vez unas 150 MN más larga. Los primeros 4 días fueron de viento de popa moderado a intenso, navegamos a buen promedio. Sobre la noche del 4 día rifamos la vela mayor (se rajó), la cual cambiamos al día siguiente, luego nos agarró una calma, la cual se rompería con una tormenta que eléctrica acompañada de mucho viento y olas. Ese momento estuvo intenso, ser el lugar más alto en muchos quilómetros a la redonda te deja pensando si aumentas las posibilidades de que un rayo vaya direccionado hacia nuestra embarcación. Por suerte quedo en la culminación de la calma, volver a navegar con las velas y apreciar de un espectáculo audiovisual increíble.

Aquí y ahora, ¿Dónde están y a dónde van?
Llegamos a Cabo Verde, en la marina de Mindelo de la isla de São Vicente, luego de 8 días de navegación, aquí nos ganamos unas merecidas cervezas frías y duchas de agua dulce, reparamos la vela mayor con José, un costurero artesanal local, también nos hicimos un tiempito para conocer la preciosa isla y nos preparamos para la siguiente etapa, la cual es la más larga (el cruce oceánico). Estos días aquí en Cabo Verde fueron muy movidos, donde todo el equipo estuvo metiéndole muchísimas ganas para poder preparar a Feral. Coty y Badincho han sido piezas fundamentales para que feral este pronto en tiempo y forma. Además, hemos tenido mucho cuidado en cargar lo justo, ya que al ser un velero de poca eslora no podemos sobrecargarlo, la línea de flotación nos quedó en el límite.
Salimos mañana sábado 14, son unas 2100 mn y calculamos unos 20 días de navegación hasta el Salvador de Bahía. Esta travesía suele comenzar con los alisios del NE, seguido por las calmas del Ecuador (zona de convergencia inter tropical) y una vez cruzado al sur comienzan los alisios del SE. El pronóstico se ve mejor que días anteriores y nosotros estamos muy emocionados por la aventura que se nos viene. A partir de mañana nos desconectamos de tierra, les mandamos un abrazo salado y nos comunicamos una vez arribado. Salú!!!

Muchas gracias Augusto, buen viaje y te esperamos entonces esta temporada en las playas de Maldonado.

ESCRIBE: TOMÁS MACHADO.